Quizá a raíz del pasado Halloween, tu peque haya experimentado sensaciones de miedo y las siga arrastrando. Y es que, el final de Octubre está marcado por esta celebración, y es entonces, cuando se llenan las calles de gente disfrazada con máscaras de miedo, con sangre, arañas…, cuando la programación de películas o anuncios también es de este contenido e incluso, cuando ir a comer fuera a algunos restaurantes, implica ver la temática (o el estímulo que puedo temer) en el propio local y/o en los camareros. Con lo cual, si lo vemos de esta forma… igual, podemos entender porque en algunos colegios, “prohíben” que los peques vayan disfrazados, porque aunque pueda haber muchos motivos detrás de no dejar que los niños vayan disfrazados, uno de ellos es porque algunos niños pueden pasarlo mal y tener miedo. Y sería, lo que los psicólogos llamamos una exposición al estímulo fóbico (inundación) sin tener herramientas para ello.
Por lo que sí tu peque a raíz de estas fechas verbaliza que no quiere ir al cole, que no quiere disfrazarse, que no quiere ver la tele… podemos entender qué puede ver detrás y ayudarle. Sí este es tu caso, o tu hijo está teniendo miedo, sigue leyendo para que puedas entender un poquito más sobre los miedos infantiles y aprendas unas pautas para acompañar a tu hijo en su emoción.
¿Qué es el miedo en niños?
Es una de las emociones fundamentales que primero se manifiesta. Es así, porque los miedos preparan al niño, para afrontar de manera adecuada, las situaciones difíciles y amenazantes, que le pueden aparecer a lo largo de la vida, cumpliendo así una función de adaptación y preservación de la especie.
Es una reacción emocional normal y adaptativa, producida por una situación que representa un peligro o una amenaza. Es instintivo y universal. Es decir, que el cerebro reptiliano o primitivo, detecta un peligro o amenaza y emite una respuesta de miedo.
Te interesará saber que hay miedos que aparecen como parte de su desarrollo normal y se desvanecen cuando el niño madura. Son los llamados miedos evolutivos. Que sea evolutivo, no quiere decir que aparezcan en todos los niños.
Lo interesante, es que cuando aparecen los miedos, lo veamos como una oportunidad para enseñar al niño como afrontarlos. Pero, si no les hacemos frente, se pueden cronificar y dar lugar a fobias o rituales.
¿Qué factores hacen que aparezca el miedo en unos niños y no en otros?
- Estos factores explicarán por qué unos niños experimentan miedo y otros no.
- Muchos son evolutivos. Existen etapas en las que es más fácil adquirirlos, porque se percatan de los peligros.
- Según Seligman (psicólogo estadounidense) somos más propensos a temer a lo que a lo largo de la historia humana representa un peligro.
- El niño que manifiesta de forma más intensa la reacción de temor, tiene más posibilidad de desarrollar más miedo, porque recuerdan el susto con más dramatismo.
- Cuantas menos estrategias hayan adquirido para enfrentarse a la situación temida
- Experiencias previas propias, de otros o incluso, que lo hayan leído
- Transmisión directa de los miedos de los padres a los hijos
Sin embargo, hay niños que mantienen su miedo, debido a las reacciones de sus figuras de apego. Pongamos un ejemplo, el peque cuenta a sus padres que tiene miedo por ejemplo, al perro que tiene su abuela en casa. Entonces, como padres, no queremos que nuestro hijo sufra así, para protegerles y evitarles un disgusto, le permiten evitar esa situación. ¿Cómo? “tranquilo cariño, no vamos a casa de la abuela o ya sabes, que cuando vamos a casa de la abuela, Pongo está encerrado”
Así, inconscientemente, estamos haciendo que los niños no se enfrenten a su miedo, ni generen buenas experiencias con los perros, que borren lo que lo condicionó en su momento. No afrontan sus miedos, si no que sus mayores les solucionan su angustia. Lo cual, está genial, pero esa estrategia, no les permitirá superar sus miedos.
MIEDOS EVOLUTIVOS
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo cuando tenga miedo?
Vamos a dividir nuestra actuación como padres en lo que sí tengo que hacer y en lo que no tengo que hacer.
Pautas que sí van a ayudar a mi hijo en esa situación
Siempre que te dirijas a tu hijo, si no lo haces ya, agáchate a la altura de sus ojos y si te deja, establece contacto corporal con ellos o bien, cógele las manos, ponle tu mano encima de su hombro…
- Entender su miedo y ponerse en su lugar. El empatizar con nuestro hijo, en cualquier situación, es una de las mayores claves de éxito. Con ello, le estoy diciendo no verbalmente: “aquí estoy, cuando me necesites, aquí me tienes”. Y además, valido su emoción.
- Tranquilizarlo y entender su miedo. Una vez, le digo con un gesto, un abrazo, con palabras (tranquilo, ven aquí) y conecto con su emoción, le puedo preguntar desde su estado más calmado. ¿Qué es lo que te da miedo del gato?, (Como curiosidad, os diré que no todo el mundo tiene los mismos miedos. En general, sería al gato, pero en particular puede ser a las uñas, a que me arañe, a que salte encima de mí…) ¿cómo puedo ayudarte?, Veo que estas asustado ¿puedo ayudarte?, ¿quieres que te dé un abrazo?, ¿me acerco contigo…?
- Ser modelo. Nuestros hijos desde muy pequeños aprenden por imitación. Si ven, que yo me acerco primero al gato, le acaricio y ellos observan, que no pasa nada, que esto y en calma y le transmito seguridad… poco a poco, se irán acercando. Y al revés, es por esto mismo, por lo que los miedos “se heredan”. Si un padre ve una araña (que las tiene pánico) y sale corriendo o chilla… el niño, al observar esta reacción, asocia que esa araña debe ser lo peor que existe en el mundo porque sí su padre ha reaccionado así…
- Respetar sus tiempos. Hay que realizar lo que en psicología se llama, aproximaciones sucesivas. Es decir, dejar al peque su tiempo, que sean ellos, los que desde la confianza que les estáis transmitiendo, se acerquen seguros y en calma, no obligados y nerviosos.
- Seguir adelante. No hacer de su miedo una obsesión o un monotema. Que a esto, somos muy dados los padres, que sí mi hijo come mal… sólo hablaré de ello, con todas las personas que me rodean y las demás áreas del niño, pasan a un segundo plano completamente.
Pautas que no van a ayudar a mi hijo en esa situación
Por ende, qué es lo que no debemos hacer y a veces, sin mala intención o porque es como nos han enseñado a nosotros, lo hacemos y esto, no ayuda a la superación del miedo.
- Ridiculizarlo o menospreciar su miedo. Solemos decirle, “eres un cobardica, no ves que no hace nada…” A futuro, puede que no quiera contarnos lo que siente, porque no siente nuestro apoyo.
- Usar el miedo como método educativo. Con esto quiero decir, a veces les amenazamos “si no te comes toda la comida, vamos a ir al médico a que te pinche” o “se lo voy a decir a tu profe” o el clásico “si te portas mal, viene el coco”. Inconscientemente, les estamos asociando una persona, un lugar… con una amenaza o dolor físico. Es decir, luego que no nos sorprenda cuando mi hijo tenga miedo a ir al médico o a dormir por si viene el coco.
- No obligarle a que se exponga. Esto, va de la mano, con respetar sus tiempos. No todos los niños que tienen miedo, desarrollan una fobia, pero de ser así, necesitaréis de la ayuda de un profesional, para que esa exposición a su estímulo fóbico sea programada, trabajada a nivel cognitivo y progresiva.
Os dejo, un vídeo en el que explico el cómo podéis realizar con los más peques, la cajita come miedos.
Y es que, gracias a la escritura o verbalización de los miedos y el sacarlos de su cuerpo, para encerrarlos en el monstruo come miedos (la caja) suele funcionar bastante bien. Eso sí, os pido un favor, retroceder a ser niños y venderles esa caja como la cura al cáncer, en el mundo adulto. Tienen que confiar en ello, en vosotros y en que van a lograr superar su miedo.