En un mundo donde todo se edita, se retoca y se sube con filtro, mirarse al espejo sin adornos puede ser un reto.
Hoy queremos hablarte de algo que a muchas personas les pasa, pero pocas veces se dice en voz alta: cómo los filtros de redes sociales pueden afectar a nuestra autoestima e identidad, especialmente durante la adolescencia.
Los filtros no son el problema… hasta que lo son
Sí, los filtros pueden ser divertidos. Cambian el color de ojos, afinan la nariz, borran granos o hacen que la piel parezca de revista. Pero… ¿qué pasa cuando ya no nos gusta nuestra cara sin ellos? ¿Cuándo nos cuesta subir una foto sin retocar o empezamos a sentir que nuestra imagen natural no es suficiente?
Cada vez más adolescentes sienten vergüenza o rechazo hacia su imagen real. Y no es casualidad: vivimos rodeados de imágenes editadas que nos enseñan cómo “deberíamos” vernos para gustar, tener likes o encajar.
Cuando empiezas a no reconocerte o a no aceptarte tal como eres, ahí empieza el problema.
Cuando tu identidad se construye en la pantalla
Durante la adolescencia estamos en plena construcción de nuestra identidad. Preguntas como “¿quién soy?”, “¿qué me gusta?” o “¿cómo me ven los demás?” cobran muchísima importancia. Si lo que vemos a diario son estándares irreales de belleza, es normal que empecemos a compararnos y a sentir que no somos suficientes.
Esta presión por gustar puede generar ansiedad, baja autoestima e incluso influir en cómo nos relacionamos. A veces dejamos de subir fotos si no nos vemos “perfectos”, o evitamos planes cuando no estamos a gusto con nuestro cuerpo.
Pero tu valor no depende de una imagen editada. Tú no eres tu filtro. Tu valor está en quién eres, no en cómo luces.
¿Qué puedes hacer?
– Cuida lo que consumes en redes. Sigue cuentas que te inspiren y no te hagan sentir menos.
– Recuerda que nadie es tan perfecto como parece. Lo que ves es solo una parte, muchas veces filtrada y ensayada.
– Habla de lo que sientes. Con un amigo, con tu familia, con un profesional.
– Crea espacios donde puedas ser tú sin compararte. Actividades offline, tiempo sin pantallas, amistades reales.
– Valida tu imagen sin necesidad de aprobación externa. Gústate a ti mismo para poder gustar a los demás. La perfección no existe: lo que se considera “perfecto” depende de modas, culturas y épocas.
¿Y si en lugar de perseguirla, aprendes a valorar tu autenticidad? Ahí es donde empieza la verdadera libertad: la de mirarte al espejo sin juicios, la de mostrarte tal como eres sin miedo, la de vivir sin medir tu valor con likes o comentarios. Porque lo auténtico no necesita filtros, y tu mejor versión es la que se siente libre de aceptarse tal como eres.
No naciste para encajar en un molde. No viniste al mundo para verte como nadie más.
Tu rostro, con o sin filtro, cuenta tu historia.
En Akrasia Salud podemos acompañarte a reconciliarte con tu imagen, fortalecer tu autoestima y aprender a mirarte con más amor cada día. Porque tu esencia no cabe en una pantalla.


